La obra que comparto a continuación está compuesta para honrar la memoria de Luis Orquín. Es una pieza en un movimiento para oboe solo, compuesta por Eduardo Maestre.
La obra empieza con mucha actividad y en un tono alegre, reflejo de la vida de Luis, con mucha acción, mucha energía y se escuchan fragmentos de las cosas que le gustaban y le hacían reír como los carnavales.
De repente, hay un corte en la actividad y la música se fragmenta, pierde el sentido. Tras un pasaje en que se reflejan dudas, rabia y miedo viene el tema del principio pero en tonalidades mucho más trágicas.
El tema del tresillo con que se inicia la obra se vuelve cada vez más estrecho, moviéndose esta vez por semitonos, como el hilo de la vida que cada vez es más débil pero en donde la lucha por permanecer junto a los suyos no cesa hasta el final.
Un sonido agudo e inexpresivo indica que la vida termina.
Se escucha un pasaje que rememora una marcha de Semana Santa, otra de sus pasiones. Los recuerdos quedos, dan lugar a rabia brutal.
Finalmente, los recuerdos de su alegría, de lo que le gustaba y de su energía, vuelven a llenar la música de dulzura, de esperanza.
Que la disfruten.
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